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Jornadas técnicas que alcanzan vidas: Bárbara Sztoner, una mujer que se enamoró del cerro

15 noviembre, 2022 Prensa Municipal Comments Off

En Andresito se realizó una jornada técnica sobre cuidado de los cítricos y control de plagas. Participaron mujeres de Cambio Rural de esa localidad. La dueña de la propiedad cuenta su apasionante historia hasta llegar y el porqué decidieron vivir allí.

El jueves 10 de noviembre se realizó una jornada de capacitación en cítricos, referida al manejo integrado de plagas y enfermedades. Fue el tercer encuentro organizado por Cambio Rural. En esta ocasión tuvo lugar en paraje Integración, una colonia situada sobre la ruta 24, a unos 30 kilómetros de Andresito.

Más conocimiento para lograr una producción frutícola de calidad

Jornadas que tocan vidas

El lugar escogido fue la chacra de Bárbara Sztoner. Las 125 hectáreas, propiedad de su padre desde hace casi 3 décadas, fueron heredadas por ella y vive ahí desde hace 6 años. Su casa, con los frutales, está ubicada “al lado del cerro que los enamoró”, citando a su dueña..

Bárbara (39) está casada con Pablo y tiene dos hijas, estudiantes aún. Antes vivía en Eldorado. Viajó a Buenos Aires y allí formó pareja. Dejó la carrera de veterinaria y retornó a la capital del trabajo, donde empezó a estudiar biología. Pero vinieron los embarazos y de nuevo postergó sus estudios.

Cuando su padre enfermó y se fue de allí, empezaron a venir los fines de semana, después que su marido salía del trabajo el sábado al mediodía y, de a poco, fueron quedándose: “cada vez que veníamos nos apegábamos más. Durante el regreso íbamos hablando del cerro y soñábamos la posibilidad de quedarnos definitivamente”.

Confesó que inicialmente pensaban cuidar el lote hasta venderlo. Pero cada vez fue cobrando mayor fuerza la idea de quedarse: “Llegó un momento donde tuvimos que decidir, y  elegimos venirnos acá”.

En ese entonces recordó que vivían: “allá abajo, en una casa de madera. Ahí fuimos haciendo una huerta y manteniendo el lugar. Después decidimos construir una más arriba, al pie del cerro, para no estar tan cerca de la ruta y porque nos enamoraba la vista del paisaje. No había nada, era todo potrero acá”.

Además, expresó que tienen una visión conservacionista del ambiente. Les gusta cultivar con el menor impacto ecológico posible. Por eso los potreros están parquizados y dejan la mayor cantidad de árboles posible”.

Los talleres, una oportunidad para seguir aprendiendo

Cada año, dijo: “compramos la cantidad de plantas que podemos, surtido, para tener de todo un poco. Como tengo muchos cítricos en formación y no sabemos bien cómo cuidarlos, le pedí a la organización de Cambio Rural que el encuentro se haga acá”.

Refiriéndose al taller dijo que les ayuda a mejorar la calidad de la producción, porque al venir de la ciudad pensaban que había que plantar y listo, que no hacía falta ningún cuidado.  Pero se fueron encontrando con problemas frente a los que no tenían respuestas: “En cada charla aprendemos un poquito más”.

En la jornada, volver a lo básico fue el eje

Luis Acuña, ingeniero agrónomo del INTA de Monte Carlo y especialista en cítricos explicó que la charla se centró en “los problemas fitosanitarios que enfrentan los pequeños productores, que son comunes a toda la provincia como la maleza, abono al tronco, cuidado de hojas y brotes, y el control de enfermedades, sobre todo la mancha negra o fumagina”.

Muchas veces los productores solicitan productos químicos, dijo. Pero “esas problemáticas pueden y deben ser enfrentadas con métodos básicos y tan sencillos como carpir alrededor del árbol, abonar el suelo, o el uso de repelentes orgánicos. Eso permite un manejo agroecológico de los árboles reduciendo el impacto ambiental”.

Por eso, en cada encuentro volvemos a lo básico, es decir, al suelo, al tronco y las ramas de los frutales. Porque de nada sirve recurrir a un producto caro y que tiene consecuencias ambientales como los químicos, cuando no se atiende las necesidades elementales de la planta.

Volver a lo básico fue el eje del encuentro

También estuvo Rodrigo Kramer, del INTA de Andresito,  quien contó que reciben una gran demanda de plantas frutales, porque muchos agricultores o vecinos del pueblo están renovando sus quintas

El técnico advirtió sobre los riesgos de comprar plantines no certificados ya que están acentuándose muchos problemas sanitarios. Dijo que hace años el INTA y el Senasa vienen certificando la producción de viveros de la provincia, que tienen plantas libres de enfermedades. Éstas son las que se entregan a los productores. En este sentido, agregó: “el comercio fronterizo representa una preocupación, ya que no siempre se respetan las mismas medidas sanitarias en otros países”.

Prensa Municipal