HISTORIA DE LA CIUDAD DE ANDRESITO

Comandante Andresito, es una ciudad y municipio argentino en el departamento General Manuel Belgrano, provincia de Misiones, más conocida como Andresito. El municipio misionero más joven y uno de los de mayor crecimiento.

AÑO DE FUNDACIÓN: 1990
CÓDIGO POSTAL: 3364
 
  •  Superficie: 903 km²
  •  Población (2010): 11 482 hab.
  •  Tipo de Municipio: Municipio de 1ª categoría
Sus comienzos

El municipio de Andresito surge como parte de un plan de colonizar la zona nordeste de la provincia de Misiones a comienzos de los años 1970. Hasta ese momento únicamente había en la zona selva virgen y algunos intrusos asentados en tierras fiscales. El luego exitoso proyecto para colonizar la zona comenzó entregando a colonos de toda la provincia tierras de una vasta zona delimitada además por el Parque Nacional Iguazú y otras reservas naturales.
En los años noventa Andresito se convirtió en la localidad y municipio más poblado del departamento General Manuel Belgrano, logro más que considerable teniendo en cuenta que la población no había sido censada como núcleo urbano en el año 1980. Las principales actividades económicas son el cultivo de yerba mate, la ganadería y la forestación. El turismo ecológico y el intercambio comercial son actividades económicas de creciente importancia.

 

Los primero pobladores de la región

No se conoce mucho de la presencia de poblaciones en la antigüedad del territorio que hoy ocupa el Municipio de Andresito, sin embargo, por referencias arqueológicas de la región, y algunos hallazgos recientes en las costas del río Iguazú, en la zona de la Península, podemos decir que en los antiguos pobladores de estas tierras pertenecían a diferentes etnias tupí guaraníes, como los Cainguás. Estos grupos de aborígenes se asentaban principalmente a la vera de los ríos y arroyos importantes. Uno de los primeros en describir las poblaciones que vivían en nuestra región, principalmente a orillas del Iguazú, fue Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en su viaje desde la isla de Santa Catalina hasta Asunción, realizado en el año 1.542, durante el cual descubrió las Cataratas del Iguazú, conocidas hasta el momento sólo por los aborígenes. Al respecto Cabeza de Vaca comenta: “…Todos los cuales les salían a rescebir a los caminos com muchos bastimentos, mostrando grande placer y contentamiento com su venida, y a los indios principales señores de los pueblos les daba muchos rescates, y, hasta las mujeres viejas y niños salían a ellas a los rescebir, cargados de maíz y batatas,… y antes de llegar com gran trecho a los pueblos por lo habían de passar, alimpiaban y desmontaban los caminos, y bailaban y hacían grandes regocijos de verlos” (Cabeza de Vaca, 1947). “…Y en la ribera del río estaban muy gran número de indios de la misma generación de los guaraníes, todos muy emplumados com plumas de papagayos y almagrados, pintados de muchas maneras y colores, y com sus arcos e flechas en las manos hecho um escuadrón de ellos, que era muy placer de los ver” (Cabeza de Vaca,1947). Los primeros datos arqueológicos de la región fueron hechos por el argentino Juan Bautista Ambrosetti recién entre 1892 y 1.894, pero en la margen brasilera del río Iguazú. Ambrosetti colectó artefactos indígenas antiguos, entre los que se encuentran fragmentos de recipientes cerámicos, grandes urnas funerarias, artefactos de piedra y adornos labiales hechos de resina llamados tembetás. Las características de estos objetos podrían determinar que incumbirían a la etnia Cainguás, pertenecientes a una rama de la cultura tupí guaraní, que ya poseían cerámica, cestería y se dedicaban al cultivo. Estos mismos tipos de artefactos antiguos, fueron hallados por colonos de la zona de la Península de Andresito y en otros lugares de la costa del Iguazú en Andresito. “…Los Cainguás formam una nación poderosa que, en su mayor parte, tiene sentados sus reales en el territorio paraguayo, com una dispersión geográfica vasta; puede decir-se que, en el Alto Paraná, ocupan la región boscosa hasta Iuitorocai y se internan hasta muy al centro, rodeando casi la maior parte de los herbales…” (Ambrosetti, 1894). Otros estudios arqueológicos más recientes, en la década del 70, descubrieron restos arqueológicos de asentamientos más antiguos que los tupí guaraníes, con culturas líticas (basadas en el uso de la piedra) pre cerámicas, de grupos de cazadores y recolectores y que poblaron estas tierras. Ente los elementos encontrados hay lascas de piedra, puntas de flecha, hachas y cuchillos del mismo material. Estos objetos, hallados también del lado brasilero, a un promedio de 40 centímetros y un metro de profundidad, pertenecerían a asentamientos fechados entre 4960 a.C. e 335 a.C. Las disputas territoriales Durante muchos años, con los sucesos de la independencia de los países de la región, toda esta región permanecía sin asentamientos humanos de importancia, el territorio de Misiones, por su posición estratégica, era permanente reclamado como propio por Paraguay, Brasil y la Argentina. Estas disputas regionales, llegó a su máximo punto con la guerra de la triple alianza, en la que Argentinos, uruguayos y Brasileños enfrentaron al Paraguay, en lo que se llamó la Guerra de la Triple Alianza (1.865-1.870). Después de terminada la guerra, el territorio de Misiones empezó a poblarse y ocuparse lentamente. Los nuevos habitantes de las selvas

En ese período de tiempo, empujados por las guerras y posterior avance sobre sus territorios para sacar la yerba mate silvestre, las selvas de la región fueron pobladas por aborígenes provenientes del sur y del oeste, entre los que se identifican los de la familia lingüística Jé y otros de la rama Tupí Guaraní como los Mbyá y los kaingangues. Estos últimos poblaron los territorios más altos, con una cultura asociada al pino paraná, que crece en las zonas más elevadas y frías, como San Antonio, Irigoyen y San Pedro. Fueron los provenientes de las selvas del Paraguay, los Mbyá, que pobló las selvas bajas. Esta etnia permanece en estos territorios hasta nuestros días, a ella pertenecen las familias que forman la comunidad Caá Güí Porá de Andresito, que viven en un lote de su propiedad cerca del río Iguazú. Según los antiguos pobladores existían también asentamientos Mbyás en la zona de paraje Itatí, a orillas del arroyo tateto y en cercanías del paraje deseado, donde hoy se encuentra el Parque Provincial Urugua í. Los problemas limítrofes que afectaron a nuestra región.
Como vimos, con los procesos de independencias de los países de la región, las fronteras se convirtieron en zonas totalmente inestables por los problemas de límites. Una de esas zonas era la nuestra, por el litigio de las demarcaciones de fronteras que empezaron entre España y Portugal, y que continuaron con la independencia de Argentina y Brasil. El área en disputa era una extensión tan grande como la actual provincia de Misiones. Este litigio por la posesión del sector oriental de Misiones entre la República Argentina y el Brasil, fue resuelto por medio del Laudo Arbitral del presidente de los Estados Unidos, Stephen Grover Cleveland, en febrero de 1895. Este fallo, conocido como “fallo Cleveland”, quitó a la Argentina 30 mil kilómetros cuadrados de Tierra, es decir un territorio del tamaño de la superficie actual de Misiones (34.000Km2). Fue este laudo que determinó, de manera definitiva, que el Arroyo San Antonio sea el límite entre Argentina y Brasil en nuestra región. Este tratado, dio origen a los actuales Hitos fronterizos ubicados en ambas márgenes en la desembocadura del San Antonio en el Iguazú, antiguo puerto de Andresito. Las diferentes etapas en la ocupación y uso del territorio durante el siglo XX.
En lo que hace a su historia más moderna, Misiones tuvo al menos tres etapas de desarrollo bien marcadas: la extracción yerbatera, los obrajes forestales y la colonización agrícola. La yerba mate.

Durante el proceso de extracción yerbatera, iniciada por los propios jesuitas, en nuestra región tenía su epicentro, a principios del XX, en los yerbales silvestres de la zona de San Antonio y también del lado brasilero. Todo el movimiento del producto de la cosecha se realizaba por medio de tropas de mulas, que acarreaban la yerba seca desde las sierras hasta las costas del Paraná, principalmente hasta Puerto segundo, localizado entre Wanda y Puerto Esperanza. Hasta ahí llegaban por medio de picadas, que atravesaban lo que hoy es el Parque Provincial Urugua í. Según los datos, el recorrido de esas picadas dio origen a las actuales Rutas Provinciales 19 y 24 y a la Nacional 101, siendo esta última, una de las más antiguas de Misiones. Sobre la 101 surgieron las primeras poblaciones de nuestra zona, como Bernardo de Irigoyen, San Antonio y el mismo Paraje Deseado, que, según relatos de antiguos pobladores, era un antiguo parador de mulas, donde se hacía el recambio de las tropas, desde ahí se conectaba con la picada que iba hacia el Puerto Segundo o, siguiendo la actual 101, atravesando lo que hoy es el parque Nacional Iguazú, se llegaba hasta Puerto Aguirre, hoy Puerto Iguazú. Con la destrucción y el abandono de los yerbales silvestres la región se convirtió en una zona de paso, principalmente de los contrabandistas de yerba y otros artículos que venían desde el Brasil. La época del obraje forestal y la colonización agrícola en Misiones.
En Misiones, la explotación de la madera silvestre durante las primeras décadas del siglo XX, de parte de grandes empresas, se realizó usando el río Paraná como medio para sacar los enormes troncos, en formas de balsas llamadas jangadas, hasta las zonas pobladas donde eran aserrados. Sin embargo, por razones de costos, la explotación forestal, no llegó sino hasta unos 20 kilómetros de la costa del río Paraná, quedando nuestro territorio, fuera de esta actividad, y nuevamente las Cataratas fueron una barrera infranqueable para sacar la madera. A pesar del aislamiento, hubo un obraje importante que se encargó de extraer árboles maderables en el territorio de lo que hoy es el parque Nacional Iguazú. Algunas crónicas cuentan de grandes jangadas que eran transportadas en época de creciente por el río Iguazú y que se desarmaban para arrojar los troncos a las Cataratas para volver armarlas aguas abajo. La principal vía de extracción por tierra era la picada que recorría el mismo trazado que la actual Ruta Nacional 101 dentro del Parque Nacional. El sistema para acarrear los inmensos troncos era las alzaprimas, que consistía en un eje con grandes ruedas de madera, los troncos se canteaban dándole forma cuadrada y se colgaban del eje, enganchando en los mismos troncos a las tropas de mulas que estiraban la carga. Se dice que dentro de un obraje grande podían tener hasta mil mulas para trabajar. Con el tiempo, la Ruta 101 se convirtió en el único acceso terrestre a las Cataratas del Iguazú, existiendo registros del primer colectivo que unía Irigoyen con las Cataratas llamado “El Pájaro Azul”, en el año 1938. La otra manera de llegar hasta ese lugar era por el río Paraná en barcos, puerto que la ruta nacional 12 aún no estaba construida. Creación del Parque Nacional Iguazú, el Departamento Gral. Belgrano y los primeros asentamientos.

El Parque Nacional Iguazú fue creado en el año 1.934 por medio de la Ley12.103, pero su territorio llegó sólo hasta lo que hoy es límite entre el departamento del Iguazú y General Belgrano. Para ese entonces Misiones era territorio nacional y todo el norte se denominaba como departamento de la frontera. La provincia de Misiones se crea en el año 1953 y en el año 1.956 el Departamento General Belgrano, que toma el nombre de la Colonia General Belgrano, creada en 1951 y que más tarde sería el Municipio de San Antonio, que incluía, hasta 1983, todo el territorio que hoy es Andresito. Con la creación del Parque Nacional Iguazú, el resto de la selva que se extendía hacia el Este, hasta el Arroyo San Antonio, quedó prácticamente aislada del incipiente desarrollo agrícola, que, de la mano de los inmigrantes, principalmente europeos, ocurría en Misiones para esos tiempos. Sobre todo, porque la manera de movilizar a los inmigrantes que llegaban a la Argentina a poblar esas tierras, era por medio de barcos, la barrera natural de las Cataratas seguía siendo el obstáculo para el poblamiento de la zona. La colonia agrícola de esos tiempos, más cercana estaba en la zona de la actual colonia Lanusse, parte de la colonia Wanda, fundada por inmigrantes polacos. El paraje Caburé-i y el puerto.
Durante varios años, una parte del territorio de lo que hoy es Andresito, era explotado forestalmente mediante concesiones del estado. La principal empresa forestal que se instaló en la región fue la de la familia Queiroz, cuya industria dio origen al poblado de Cabure-í, que para la década de 1940/50 era un importante polo de desarrollo en esta parte de Misiones. Para ese entonces había poco y nada desarrollo de la agricultura, sólo en la zona de lo que hoy es el Puerto, empezaron a instalarse colonos provenientes principalmente de Brasil. Durante ese tiempo, el aislamiento y la falta de presencia de las autoridades argentinas convirtieron a estos territorios en tierra de nadie, donde los brasileños realizaban todo tipo de actividades de manera ilegal. En el año 1968 se realizó un censo poblacional del área, determinándose que sólo vivían ahí dos familias argentinas y una paraguaya, el resto eran brasileños. La única comunicación de esa zona con el poblado argentino más cercano, era una picada que comunicaba la desembocadura del Arroyo San Antonio en el río Iguazú con el paraje Caburé í. En el año 1970, con la idea de empezar a tener presencia argentina en la zona, se empezó a construir la Ruta 25, que va desde caburé í hasta el antiguo puerto, que fue utilizada como vía principal para el posterior proceso de colonización. Si bien en la zona de Puerto Andresito se asentaron más familias argentinas y se construyó una escuela, por razones presupuestarias la colonización organizada recién se inició diez años más tarde con el Plan de Colonización Andresito. No sea encontrado referencia al momento en que el Puerto comenzó a llamarse Andresito, está claro que la imposición de ese nombre no fue elegido al azar, sino que constituye una referencia clara a la frontera Argentina frente al Brasil, habida cuenta de la historia de Andrés Guacurarí, que fue un férreo combatiente de los avances Brasileros sobre nuestro territorio.

El plan de Colonización Andresito.


Como hemos visto, el territorio de lo que hoy es nuestro municipio a lo largo de la historia, por diferentes motivos siempre fue relegado, recién en el año 1979, 11 años después de haberse hecho el censo de ocupación y 10 de hacerse el camino, el gobierno provincial, para ese entonces a manos de los militares, puso en marcha el Plan de Colonización Andresito, mediante la Ley 1074, sancionada el 22 de febrero de 1979, por el Poder Ejecutivo del gobierno militar. Esta ley determinó para ese fin la sección VII de la Colonia General Manuel Belgrano, para ese entonces parte del Municipio de San Antonio, con una superficie de 55 mil hectáreas aproximadamente. Mediante el Decreto 3187, se nombra como Director ejecutivo del Plan al Teniente coronel (retirado) Homero Enrique Jáuregui, con el cargo de Comisionado de Frontera.
Más adelante el gobierno promulgó la Ley 1175, el 10 de octubre de 1979, la que estableció la operatoria del plan en el terreno, autorizando la apertura de caminos y todos los desmontes necesarios para la implementación del plan. Entre otras cuestiones la Ley 1175, en su artículo 2, hace mención a que en el caso de que los colonos adjudicatarios opten por hacer el desmonte ellos mismos en el 75 % del total del lote, la madera será propiedad del colono y estará libre de aforos, el otro 25 % de las chacras no podrían ser desmontados. Este artículo permitió un importante desarrollo de la actividad forestal durante los primeros tiempos de la colonización. También se autorizaba a los directores del plan a mensurar áreas urbanas y suburbanas con el fin de desarrollar un centro cívico y entregar tierras a personas indigentes u ocupantes ilegales que puedan cumplir con los requisitos del plan. La primera mensura se realizó sobre 7 mil hectáreas, divididas en dos fracciones y estuvo a cargo de los agrimensores Mariano Vicente Díaz y Alfredo Marelli. El total de la superficie destinada a la colonización era de 64 mil hectáreas. La primera mensura “dividió” las 7 mil hectáreas en lotes de 150 hectáreas cada uno. El 2 de mayo de 1.979 se dio inicio a la entrega de los pliegos de las condiciones para que los colonos puedan acceder a los lotes del plan. Durante el primer día de entrega de los pliegos asistieron a las oficinas del Ministerio de Asuntos Agrarios de Misiones, unas 100 personas interesadas. Este pliego, además de establecer las condiciones para acceder a la tenencia de los lotes, establecía un precio de 63 mil pesos por hectáreas. Los colonos tendrían tiempo hasta el 6 de agosto de ese año para presentar las solicitudes. El 8 de agosto se abrieron las solicitudes, para la primera etapa del plan se recibieron 248 pedidos. En el mes de mayo se llamó también a licitación para la apertura de caminos y desmontes. En noviembre del año 1979 visitó la zona de la colonización, el entonces Ministro del Interior del gobierno de facto, General Albano Harguindeguy, quienes visitaron el Puerto Andresito, que para ese entonces era la única área poblada y el lugar donde hoy está asentado el pueblo, donde brindaron por el futuro asentamiento. Con esta visita se dio un nuevo impulso al plan. En esa inspección, el Director del Plan comunicó al Ministro que había 282 postulantes para 107 lotes de 150 hectáreas, es decir unas 17 mil hectáreas. Entre los postulantes había colonos de san Ignacio, Jardín América, Oberá, san javier, Eldorado y Ruiz de Montoya entre otros.

La entrega de los lotes.

Recién el 11 de marzo de 1980 se realizó la primera entrega de las 17 mil hectáreas de tierras a 107 colonos seleccionados entre los postulantes. Esa misma semana, el 14 de marzo, se abriría la segunda etapa para el llamado a licitación de 12 mil hectáreas más, en este llamado se incluían los lotes del futuro Centro Cívico Almirante Brown.
Es importante aclarar que si bien la colonización se inició en 1980, que fue cuando comenzó la adjudicación de tierras, fueron diferentes etapas, las últimas de las cuales concluyó en el período democrático que se inició en 1983. El total de la superficie entregada entre 1980 y 1996 fue de alrededor de 83 mil hectáreas. El proceso de entrega planeado en los primeros tiempos del plan fue el siguiente. ? 17 mil hectáreas 1.980 (inicio del Plan) ? 12 mil hectáreas (Alte. Brown) 1980 ? 15 Hectáreas 1981 (soberanía) ? 20 mil hectáreas 1981 (Soberanía) ? 3.800 hectáreas incorporadas más tarde El resto de las hectáreas fiscales entregadas más tarde, fueron ocupadas en la mayoría de los casos de manera espontanea y recién más adelante regularizadas mediante la entrega de permisos de ocupación. Las personas que habían sido pre adjudicatarias de un lote asumían derechos y obligaciones establecidos en un acta previa. Mediante un contrato de pre adjudicación, se le asignaba también una superficie de terreno para construir su casa en el pueblo. El contrato tenía una duración de 335 días corridos desde su firma, y si una vez que había transcurrido ese tiempo ninguna de las partes lo anulaba, entonces pasaba a ser de adjudicación definitiva. En otra de las cláusulas, el gobierno se comprometía a terminar en el plazo de un año la infraestructura del pueblo de Almirante Brown. Un dato destacado es que el área de Soberanía, como no era apto para la plantación de yerbales, fue pensada para el desarrollo ganadero, por lo que el tamaño de los lotes, en algunos casos, rondaba las 300 hectáreas por adjudicatario. Por otra parte, dada las distancias entre esas propiedades y el centro cívico Almirante Brown, se planeó la instalación de otro centro semejante en el lugar donde hoy está asentada la localidad de Integración. Esta parte del proyecto se ejecutó durante el gobierno democrático iniciado en 1983. Sin embargo, el aislamiento por falta de caminos apropiados, la falta de servicios, hizo que lentamente ese lugar se fuera despoblando y muchas de las casas de madera que se construyeron, fueron destruidas por el tiempo y el abandono. Hoy, después de muchos años de abandono, Integración cuenta con acceso asfaltado y una mejora en la calidad de vida de la gente que ahí vive.


Historia del Municipio

A fines de la década de 1960 surgió el interés estatal por la región noreste de la provincia de Misiones, zona tradicionalmente relegada y poco menos que abandonada del territorio provincial. Tan es así, que el relevamiento efectuado por la Dirección de Tierras en 1968 detectó unas 30 familias dispersas al norte de Cabure-í y en cercanías del río Iguazú. Más del 90 por ciento de esos grupos familiares eran brasileños que no solo habían intrusado el territorio, sino que mantenían permanente contacto con el vecino país. En 1973 se puso en marcha el fraccionamiento de lo que por entonces era la porción norte de la colonia Manuel Belgrano, pero la ocupación efectiva del territorio requería de un esfuerzo sistemática y organizado.

Ello se comenzó a materializar mediante el Plan Básico N° 01 “R”, conocido como Plan de Colonización Andresito y que estipulaba, entre otras cuestiones: “Poblar con auténticos colonos, que tengan fe en el destino de grandeza de la Nación Argentina y que afiancen sus valores tradicionales mediante el empleo de nuestro idioma, la veneración de nuestros símbolos patrios y la práctica de nuestra religión”. Además, propendía a “eliminar la intrusión, la presión y la influencia extranjera en una época de difícil geopolítica donde es necesario asegurar la presencia argentina” y “evitar la depredación de los recursos naturales que actualmente se da en forma intrusiva, creando las condiciones para la mejor preservación”. Esta plan fue declarado de interés prioritario provincial por el interventor militar Rubén Paccagnini mediante ley N° 1074/79, del 22 de febrero de 1979.
En el artículo 2° se determina que el área a colonizar es una superficie de 55.000 Ha. más otras 9.000 pertenecientes a la sección VII de la Colonia Manuel Belgrano. El artículo 3° creó la oficina del Plan de Colonización Andresito dependiente del ministerio de Asuntos Agrarios y a cargo de un coordinador ejecutivo, que resultó ser Homero Jáuregui. En el artículo 5° se redefinían los objetivos del Plan, para “afincar pobladores en la zona”, “incorporar al proceso productivo, en un nivel de máxima eficiencia y racional explotación, a las tierras fiscales destinadas al plan” y “afianzar en la zona la vigencia de los valores de la moral cristiana, de la cultura y tradición nacional y el ser argentino”, tal los axiomas culturales imperantes durante la última dictadura cívico-militar. Para el cumplimiento de la colonización, en el artículo 8° se establecía seguir una serie de pautas generales. Por ejemplo, “subdividir las tierras en parcelas constitutivas de unidad económica a fin de que las futuras explotaciones que en ellas se constituyan resulten capaces de producir en condiciones económicas y de asegurar la prosperidad de la región”. Por lo tanto, se estableció como criterio 150 Ha. para la región agrícola y 300 Ha. para las tierras más al sur, preferentemente dedicadas a la ganadería. También se estipulaba el criterio de “asegurar la adecuada preservación del ambiente ecológico”, “posibilitar el acceso a la propiedad de la tierra a hijos de productores agropecuarios, así como la radicación de productores, profesionales y técnicos de las ciencias agrarias”, “atraer inversiones de capital”, “creación de centros urbanos de apoyo a la actividad rural”.

Finalmente, en el artículo 12° se establecieron 150 millones de pesos “para el estudio, proyecto, contratación, ejecución y fiscalización de obras públicas que se lleven a cabo con miras al cumplimiento de los objetivos del Plan de Colonización Andresito”. En febrero de 1980, los primeros colonos recibieron sus tierras y se puso en marcha el plan de colonización que tuvo a la intersección de los arroyos Doce y San Francisco como el eje del proceso. El título de propiedad se obtenía al 5 año de ocupación de la tierra abonando el precio total o el 50 por ciento de un crédito que se podía solicitar. En cuanto a las obligaciones de los colonos, se establecía la obligatoriedad de la instalación de todo el grupo familiar en el terreno, como así también que dentro del primer año de adjudicación se debía desmontar 5 Ha. como mínimo y 10 en los sucesivos hasta completar el 75 por ciento. Para cada nueva etapa de desmonte, se debía solicitar una autorización. Para el 12 de marzo de 1980, el diario El Territorio informaba la entrega de 17.000 Ha. a 107 colonos. Dos años después, ya se habían adjudicado el 50 por ciento de los lotes, lo que refleja la expectativa favorable que se generó en la provincia ante la posibilidad de acceder a la tierra. Gracias a este éxito, es que el 28 de julio de 1983 se creó el Municipio de Comandante Andrés Guacurarí, que luego modificaría su nombre en el 2004 al de Comandante Andresito.